Nadie es perfecto. Todos tenemos defectos, fallos y cosas que nos gustaría cambiar. Dios sabe todo eso sobre ti, pero él te valora de todas formas. Para Dios tú eres tan precioso que valía la pena arriesgar todo por ti, ¡hasta su Hijo! Nunca olvides la grandeza del amor que Dios tiene por ti.
¿Quieres conocer cuán grande es el amor de Dios por ti?