Nadie remienda un vestido viejo con un retazo de tela nueva, porque el remiendo fruncirá el vestido y la rotura se hará peor.
(Mateo 9:16)
Jesús nos da una gran enseñanza a través de esa corta parábola. Cuando se cose un pedazo de tela nueva en una ropa vieja el remiendo nuevo tiende a tensar todavía más la ropa vieja y la rasga. Al hacer eso, el remiendo nuevo desgasta aun más la tela vieja.
Cuando Jesús dijo esa parábola él se refería a su presencia entre los judíos. Jesús era la tela nueva, el Mesías, y los religiosos formaban parte de la tela vieja. La religiosidad y el judaísmo inflexible de los fariseos no soportaban la novedad de Cristo por lo que se hacía imposible «coser» las dos cosas.
La religiosidad no era capaz de tolerar la novedad de la salvación. Tal como sucedió con el velo del templo (Mateo 27:51), Jesús vino para rasgar la «tela vieja» trayendo un tiempo nuevo y una oportunidad para todos los que creen en su palabra, sean judíos o gentiles.
¡Permite que Jesús renueve tu vida!
Remiendo nuevo en ropa nueva
Solo la ropa nueva puede aguantar el remiendo nuevo. Si eres una nueva criatura (2 Corintios 5:17), busca aprender más sobre Jesús.
La religiosidad nos puede alejar de Cristo. Busca a Dios por amor, no por obligación.
Permite que Cristo transforme tu mente y mantente abierto al cambio que trae la Palabra de Dios (Romanos 12:2).
Para orar:
Señor, transforma mi vida. Quiero que tú me moldees. Quita de mí todo lo que es viejo, quiero renovar mi mente a través de tu palabra de salvación. Amén.